miércoles, 28 de agosto de 2013
Introducción "Muerte" (Sujeto #1)
No imaginé nunca que a mis 18 años todo lo que
conocía y todo en lo que creía desaparecería.
Seguramente no serán las únicas memorias que se leerán respecto al tema
en cuestión, pues no soy el último que queda. Cada uno tendrá su propia
visión y su propia opinión respecto al incidente, pero todos tenemos
algo en común. Conseguimos sobrevivir. No sé bien si las cosas algún día
podrán volver a ser como antes, y seguramente yo ya no veré ese futuro,
pero me gustaría que los herederos del mundo sepan lo que pasó, que
sepan nuestra historia. La historia de como sobrevivimos al Apocalipsis
zombie.
No recuerdo con exactitud el día que todo comenzó, o mejor dicho el día
que empezó a morir el mundo. Fue todo muy rápido; a las pocas horas del
primer brote de infección, los medios de comunicación empezaron a caer.
Lo primero fue la televisión, después la radio, y por último Internet.
La gente huía de las ciudades, sin saber que ningún sitio era seguro,
que todo estaba infectado...
Mi vida hasta el Día D (así denominábamos el día que comenzó la
infección) había sido la de un adolescente normal y corriente; estudiaba
informática en el instituto, tenía novia, navegaba por Internet hasta
la madrugada viendo películas y series, hablaba con mis contactos de
Facebook y vivía con mis padres. Me levantaba para ir a clase, volvía,
bajaba al perro, comía, estudiaba un poco, tocaba la guitarra... Todo
absolutamente cotidiano. En mi favor, diré que las horas que invertía en
novelas, películas y videojuegos de zombies al final resultaron muy
educativas, ya que gracias a esas pequeñas cosas conseguí sobrevivir.
He perdido a mucha gente; familiares, amigos, vecinos... He perdido mi
vida, al igual que todos los que estamos ahora aquí. Todos hemos sido
hijos, hermanos, maridos y mujeres de alguien.
Las primeras horas son confusas ahora en mi memoria... Esperaba a mis
padres en casa, solían llegar sobre las 8 o 9 de la noche del trabajo.
Mi madre era enfermera en un hospital del centro de la ciudad y mi padre
era cocinero en un restaurante de prestigio. Me llamaron diciendo que
llegarían un poco más tarde, que pusiese la mesa y que si quería cenar
antes no habría problema. Esa fue la última vez que hablé con ellos.
En mis ratos de navegación por Internet, en las respectivas redes
sociales leía cosas acerca de ataques, de gente que enloquecía mordiendo
a otras personas y que, tiempo después, también caían presa de esa
especie de locura. Al principio pensé que era una broma, como muchas
veces ha pasado, pero una llamada me despejó las dudas. Mi amigo Jesús
me llamo a eso de las 10 de la noche (recuerdo bien la hora porque tenía
en ese momento el móvil en la mano para llamar a mis padres, por saber
cuánto les quedaba, ya que tenía hambre, pero había decidido a
esperarles). La llamada de mi amigo fue algo así como:
-Es real, está aquí, coged todo lo que pueda ser de utilidad y cierra,
aprovisiona agua y comida- Se oyó por el auricular del teléfono- Vamos,
tío, ¿de qué coño hablas?- Pensaba, claro está, que era una broma, al
igual que las tonterías que ponían por Internet. -Enciende la
televisión.
Lo que vi a continuación me dejó perplejo. Se me cayó el teléfono al
suelo al ver que la gente huía, corría sin control por las carreteras,
autopistas... Las calles de la ciudad eran un caos absoluto, la policía
se unía a los civiles en la huida, la huida a ninguna parte... Según
decía la presentadora (a la que se veía distraida y preocupada), la mala
acción de los políticos al intentar ocultar la plaga y eliminarla lo
mas discretamente posible había sido la razón principal por la que la
infección era ya casi total. La imagen del televisor era cada vez menos
clara, y el último balance del nivel de contagio era del 74% de la
población mundial. No se sabia con exactitud, o mejor dicho no quisieron
dar a conocer la zona cero donde había empezado todo, pero sí sabíamos
que China, Japón, Canadá, La India y la mitad de Estados Unidos estaba
perdido. Ahora la infección se dirigía a Europa, entrando por Rusia y
arrasando todos los países a su paso hacia el sur hasta aquí...
La plaga había llegado a mi ciudad.
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